Después de un tiempo sin escribir nada, y debo añadir, después de hacer esta misma tarde el examen de la asignatura por la cual escribo este blog, daré la bienvenida al tema de la expresión oral.
Me gustaría que reflexionáramos todos y cada uno de nosotros sobre cuántas veces mi profesor/a ha dedicado las clases a la expresión oral...¿Cuántas?. Pues, de ésto precisamente es de lo que voy a hablar a continuación.
El docente Daniel Cassany me ha hecho ser consciente de la ausencia de ésta habilidad en el aula y, no precisamente, por no ser importante en nuestra vida.
Siempre se ha creído que el niño o la niña aprende a hablar por su cuenta, bien en casa o en la calle, con los amigos o la familia, y que por ésta razón no hace falta que sea enseñada en la escuela.
Dedicamos la clase de Lengua Castellana a la lecto-escritura y la gramática, sí, pero...y...¿a la expresión oral?.
Es cierto, como bien apuntaba más arriba que el niño aprende hablar en otros ambientes distintos a la escuela, pero éso no significa que hable bien.
Es tarea de la escuela, por tanto, hacer competente al alumno en su expresión oral, pues en la actualidad nos enfrentamos, día a día, a situaciones que tienen una gran trascendencia, como puede ser realizar entrevistas para conseguir trabajo, dialogar por teléfono con desconocidos, hacer pruebas orales...éstas son algunas de muchas situaciones en la que la expresión oral es importantísima.
Es evidente que no enseñaremos a hablar al alumno/a desde cero, ya que probablemente ya tenga un dominio, aunque sea mínimo, en algunas situaciones de su vida diaria: dialogar con los familiares, amigos, hacer breves explicaciones, etc.
Lo que hay que trabajar en clase son las comunicaciones de ámbito social (exposiciones, debates, discusiones, etc); las nuevas tecnologías (teléfono, radio, televisión,etc) y las situaciones académicas (entrevistas, exámenes orales, etc.).
La vida actual exige un nivel de comunicación oral tan alto como de redacción escrita. Una persona que no sepa expresarse de forma clara y con una mínima corrección, corre el riesgo de que se le cierren muchas puertas en el mercado laboral, así como también, puede correr el riesgo de hacer el ridículo en más de una ocasión.
Considero que una persona debe saber expresarse de una forma adecuada atendiendo siempre a la situación comunicativa en la que se encuentre.
Para trabajar la expresión oral en clase, Cassany propone unos ejercicios, de los cuales profundizaremos en la técnica de los dramas.
El nombre de drama, en didáctica de la lengua, designa una serie de ejercicios de expresión que tienen en común el hecho de motivan al alumno a interaccionarse realmente y de manera fluida con sus compañeros. El drama acostumbra a tener las siguientes características:
- No tiene roles o papeles de teatro. El alumno proyecta su personalidad en el ejercicio. Se le pide que se imagine cómo reaccionaría.
- No hay preparación previa, ni memorización, ni representación ante una audiencia. Lo más importante es el proceso espontáneo de realización del ejercicio.
- Relacionan la lengua con el cuerpo, con las emociones y con la motivación.
- Son comunicativos, reales y, generalmente, de respuesta abierta. Los alumnos dicen lo que quieren y como quieren.
- Acostumbran a ser cortos.
Otros posibles ejercicios serían las escenificaciones, simulaciones, diálogos dirigidos, juegos lingüísticos, entre otros, que los podéis encontrar en el capítulo de expresión oral en el partado de ejercicios y recursos para la expresión.
Por último, añadiré que como docentes debemos fomentar en el alumno una buena expresión oral, siempre intentando mejorarla pues hablar bien es una necesidad que nos ayuda a enfrentarnos cada día a diferentes situaciones.
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